ENSEÑAR
A LEER EN CUATRO PASOS:
Hoy queremos
conseguir que enseñes a leer a tus hijos o alumnos en tan sólo Cuatro Pasos. Te estarás
preguntando: ¿Y cómo voy a enseñar a leer a
mis hijos o alumnos en cuatro pasos? Nuestro objetivo es que consigas aprender
las claves
básicas para enseñarles a leer cuanto antes, creando un hábito de lectura,
identificando y formando palabras. Sigue leyendo este artículo, te lo contamos
todo sobre cómo enseñar a leer.
ENSEÑAR
A LEER: CUÁNDO EMPEZAR
Muchos padres dejan
que sea la escuela quien cree esa necesidad en los niños, otros tantos se
preocupan demasiado pronto, y si sus hijos con 18 meses no emiten palabras,
comienzan a preocuparse. Como en todo, en el equilibrio está la virtud. La edad ideal para empezar a motivar a los niños a que lean, es a
partir de los dos años, de una manera muy sutil y poco comprometida.
Si dejamos a los
niños tiempo para jugar solos, tiempo para compartir con hermanos, tiempo para
jugar en la calle y practicar algo de ejercicio para cansarlos, tiempo para ver
un instante la televisión,… también se debe dejar tiempo para que cojan
libros y los manipulen, abran, cierren, pregunten… Ese es el primer
paso para fomentar
el hábito de la lectura, y posterior lectura autónoma y voluntaria.
PRIMER
PASO PARA ENSEÑAR A LEER:
CREAR
EL HÁBITO DE LA LECTURA
En este ámbito de
la educación familiar, no existen unas pautas fijas que emprendiéndolas, se
llegue al objetivo rápida y eficazmente. Todo dependerá de muchos
factores, tales como el desarrollo evolutivo del niño, la
estimulación previa que haya tenido en el hogar, el ejemplo que desde casa se
le haya podido dar en referencia a la lectura, y el hecho de su evolución
escolar.
Quizás para empezar
a caminar hacia la consecución del hábito de la lectura como parte de la rutina
diaria, y conseguir que esto sea algo agradable y divertido, hay que potenciar el ambiente de lectura alrededor del niño.
Esto implica que en su habitación haya libros en las estanterías, que estén a
su alcance. Si los abren, por pequeños que sean los niños, se debe saber que
podrían romperlos o pintarlos, pero que eso al principio, no sea impedimento,
para que disfruten con los libros.
Una conducta que se
inicia de manera voluntaria y que se sabe que es beneficiosa para su
desarrollo, debe ser premiada o reforzada
verbalmente. Siempre que se esté atento a que lo que se refuerza no
sea el destrozo del libro. Habría que fijarse en el hecho de que ha elegido un
libro antes que un muñeco para pasar un rato de la tarde.
Para reforzar esto
adecuadamente, se puede compartir con ellos ese momento,
sentarse en la alfombra rodeados de libros, y comenzar a ojear unos y otros,
fijándose en los colores de uno, las letras de otro, los animales en el
tercero… Con estos gestos de acercamiento a los libros, se está iniciando un proceso lento y seguro hacia el mundo de la lectura,
que con mucha seguridad, tendrá buenos y prometedores resultados.
SEGUNDO
PASO PARA ENSEÑAR A LEER:
DAR
EJEMPLO LEYENDO
Ese hábito que se
ha podido iniciar ya en el primer paso, hay que seguir re-forzándolo con
la imitación. Bien es sabido, que los niños imitan todo tipo de conductas
que ven, sean positivas o mejorables, de manera que si ven que sus padres se
toman su tiempo para sentarse en el sofá a leer el periódico, un libro o un
prospecto de un medicamento, los pequeños querrán hacer lo mismo.
Su afán por ser
mayores es infinito, y si ese razonamiento les lleva a sentarse al lado de sus padres,
coger su cuento y comenzar a hacer que leen, bienvenido sea. Con esta escena se tiene hecho gran parte del trabajo de enseñar a
leer. Lo demás es cuestión de conciencia fónica y descodificación de
los fonemas, tareas que a primera vista parecen complicadas, pero que los niños
captan enseguida, si la base de la lectura la tienen bien forjada.
TERCER
PASO PARA ENSEÑAR A LEER:
IDENTIFICAR
LAS LETRAS
Una vez realizado
el trabajo más difícil, hay que empezar a concretar y simplificar la
lectura en su sentido más amplio.
La forma más
sencilla es enseñando las letras, asociándolas con palabras cuya inicial
empiece por dicha letra, y repitiendo esta fase una y otra vez, los niños
terminan aprendiéndose el abecedario de una manera muy lúdica y eficaz.
Y son capaces de deletrear su nombre, el titular de un periódico, o un cartel
de un restaurante que ven por la calle.
Unir el aprendizaje
básico de las letras al entorno natural del niño, es un modo de asimilar la
herramienta básica de la lectura y la escritura, con la vida misma, por lo que la consolidación final llega a ser mayor que sin
esa asociación externa al propio proceso educativo.
CUARTO
PASO PARA ENSEÑAR A LEER:
FORMAR
PALABRAS
A partir de aquí
todo es practicar, asimilar y preguntar. Esto significa que
para formar palabras simples de tres o cuatro letras, en un inicio,
posteriormente, frases sencillas, y más tarde, leer una novela, lo único que
hace falta es que el aprendizaje básico de las
letras, se haya realizado de manera muy eficaz y consolidada, y esté
bien anclado en el cerebro, para que ningún factor externo llegue a entorpecer
la marcha natural del aprendizaje de la lectura.
Se puede comenzar
por las palabras más sencillas y familiares, los nombres de los padres, sus
nombres, y más adelante, objetos básicos (pan, sol, gato…). Al saber deletrear las palabras, y si se asocia la imagen con la palabra completa, resultará
que al ver la palabra sin imagen, será como si la leyera,
aunque al principio la identifica como un bloque y la relaciona a la imagen que
vio debajo de esa palabra escrita.
Las preguntas que
irán surgiendo en los niños, se irán complicando según el avance en la lectura,
y normalmente será cuestión de buscar significados en un
diccionario, o de explicar lo que significa determinada palabra,
y más adelante, cuando leer palabras y frases sencillas esté bien fijado en la
mente, será cuando se comience a trabajar la comprensión de los
textos.
ENSEÑAR
A LEER:
CONCLUSIÓN
La enseñanza de la lectura es un camino apacible y espontáneo,
donde la invasión de energía de los niños por querer aprender, y leer todo lo
que ven escrito, ayuda a dar los pasos necesarios para consolidar la lectura,
de una forma divertida, enérgica y comprometida con el aprendizaje.
La colaboración de
los padres se torna fundamental en este aspecto, ya que genera el
ambiente propicio para la lectura, así como despierta la disposición de los
niños para aprender, sólo por el hecho de que aprenden con sus
padres, lo cual es lo que realmente mueve el motor de la ilusión, y sin la cual
apenas se conseguirían resultados satisfactorios.
Una vez más, los niños
aprenden de los padres, y se produce una simbiosis paterno-filial,
basada en que los padres son necesarios en la educación de sus hijos, y los
niños se enorgullecen de que sean sus padres quienes estén con ellos, enseñándoles y queriéndoles.
Y ahora que ya has
aprendido a cómo enseñar a leer, sólo te queda una cosa, ponerlo en práctica
desde hoy mismo, tus hijos te lo agradecerán infinitamente!!
Si tienes otra estrategia que dé resultado para enseñar a leer,
compártelo con nosotros, tenemos que ayudarnos entre todos; padres, madres,
educadores, abuelos… ¿Nos lo cuentas? ;) Gracias!!