Un aspecto muy
importante de la educación infantil, es la educación emocional. Los niños desde
pequeños han de aprender a reconocer y canalizar sus emociones y sentimientos.
Trabajando la educación emocional ayudamos a los pequeños a ser
pacientes, participativos, empáticos, aprendiendo a reconocer y regular sus
propias emociones. Los objetivos que se intentan
conseguir con el trabajo sobre educación emocional en el aula, son los
siguientes:
v Favorecer el desarrollo de la
confianza básica como sustento para la formación de la persona.
v Construir una actitud empática como
base de la solidaridad.
v Sentir placer con las demostraciones
de las propias emociones y sentimientos.
v Afianzar el desarrollo del lenguaje.
v Desarrollar conceptos matemáticos.
v Adquirir vocabulario emocional.
v Identificar de las propias emociones
y sentimientos.
v Reconocer los sentimientos y
emociones de los demás.
A continuación os dejo unas actividades que podemos trabajar en clase con los pequeños:
v El reloj de las
emociones: sobre un círculo de cartulina, enganchamos las
imágenes de diversos niños que muestran diferentes emociones (alegría,
tristeza, sorpresa, enfado, vergüenza, etc), y en el centro enganchamos una
flecha que pueda girar. Una vez tenemos el reloj construido, podemos
hacerlo servir para diferentes actividades:
Explicamos un cuento: a medida que narramos el cuento, los alumnos colocan la flecha en una u otra emoción, en función de las situaciones y sentimientos que estaba atravesando el personaje del cuento que se está contando. Para evitar disputas, se puede establecer un orden para mover la aguja del “reloj”.
En asamblea
comentamos cosas especiales que hayan pasado en clase: si un niño ha tenido un
hermanito, y lo explica, puede poner su nombre encima de la cara contenta, y la
flecha señalándola. Si otro alumno ha tenido se ha enfadado con otro, se hará
lo mismo con las caras enfadadas o tristes. Se pueden aprovechar los
acontecimientos de la semana para trabajar las emociones con los pequeños y de
esta manera hacerles conscientes de cómo se sienten.
v El panel de las
normas: Sobre una cartulina se preparan dos columnas: una
para las situaciones que nos ponen alegres y otras para las que nos ponen
tristes. Seleccionamos imágenes con acciones diversas que nos pongan contentos
y tristes (pegar nos pone tristes, compartir nos pone alegres, gritar nos pone
tristes, etc.), y lo comentamos en asamblea enganchándolas en el lugar que le
corresponde. Lo bueno de esta actividad son las nuevas aportaciones de
los niños que se salen de las propuestas iniciales; así añadimos
propuestas de los alumnos: sacarse mocos, romper las cosas (que se
deciden donde se han de colocar).
v Los corazones de
los sentimientos: se preparan unos corazones, y cada uno de ellos
lleva pegado una fotografía de una expresión recortada de una revista (triste,
contenta, enfadada). Cada día en asamblea hacemos la pregunta: ¿cómo me siento
hoy? Los niños han de elegir el corazón de la expresión que se ajusta más a
cómo se sienten y explican el por qué. Con esta actividad los pequeños
expresan oralmente sus emociones y les ayuda a aprender a ser conscientes de
ellas y que se siente con cada una.
Uno de los aspectos importantes que es necesario trabajar en la educación es las “emociones”, ya que coadyuva a que los alumnos sean pacientes, participativos y empáticos, de igual forma favorece el desarrollo de la confianza básica como sustento para la formación de la persona.
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